América Latina Avanza hacia Cero Emisiones Netas con el Impulso en Energías Renovables para 2050


América Latina se encuentra ante una oportunidad transformadora y un desafío colosal: alcanzar cero emisiones netas para el año 2050. Este ambicioso objetivo, respaldado por la Organización Latinoamericana de la Energía (Olade), requiere una reorientación masiva en la forma en que la región genera y consume energía. Con una inversión estimada de 1.9 billones de dólares, se busca no solo triplicar la capacidad de generación eléctrica de la región sino también reformar profundamente su matriz energética, colocando a las energías renovables en el centro de este nuevo panorama energético.

Nuevas energías para América Latina
Energías en América Latina

Tabla de contenidos

Esta transición hacia la sostenibilidad no es solo una medida para combatir el cambio climático, sino también una estrategia para fortalecer la independencia energética, impulsar el desarrollo económico y mejorar la calidad de vida en toda la región. Sin embargo, el camino hacia este futuro libre de carbono está plagado de desafíos. No solo se requiere una inversión económica considerable, sino también cambios en la infraestructura, políticas energéticas innovadoras y un marco normativo estable que atraiga la inversión privada y garantice la seguridad jurídica.

El compromiso de América Latina con el medio ambiente y el desarrollo sostenible se ha manifestado en su matriz energética actual, donde un 31% proviene de fuentes renovables, lo que convierte a la región en una de las más verdes del mundo. Sin embargo, para cumplir con los objetivos de cero emisiones netas, se deben intensificar los esfuerzos y superar obstáculos significativos en términos de eficiencia energética y accesibilidad. El viaje es complejo y la tarea es ardua, pero el potencial para transformar y liderar la revolución energética global es innegable. En este contexto, América Latina no solo aspira a seguir el ritmo, sino a marcar el camino hacia un futuro energético más limpio, resiliente y sostenible.

Contexto Actual de la Energía en América Latina

La región de América Latina y el Caribe se encuentra en un momento crucial en lo que respecta a su matriz energética. Actualmente, se caracteriza por una notable diversidad en sus fuentes de energía, siendo una de las regiones más verdes del planeta gracias a una significativa contribución de las energías renovables. No obstante, este panorama energético está en constante evolución, enfrentando desafíos únicos que deben abordarse para garantizar un futuro sostenible y energéticamente seguro.

Aunque la región se destaca por un alto porcentaje de energías limpias en su matriz, con un impresionante 31% de su energía proveniente de fuentes renovables, aún existe una dependencia considerable de los combustibles fósiles. Esta dualidad pone de manifiesto la necesidad de una transición energética que no solo se enfoque en aumentar la participación de las energías renovables, sino también en disminuir progresivamente la dependencia de los combustibles fósiles.

Energía eólica
Energía eólica limpia

Principales obstáculos

Un obstáculo significativo en este camino es la eficiencia energética. A pesar de los avances, la región enfrenta desafíos en la optimización del uso de la energía, lo que resulta en un mayor consumo y, por ende, en una mayor emisión de gases de efecto invernadero. Además, la pandemia del COVID-19 ha tenido un impacto negativo en los avances en eficiencia energética, exacerbando los desafíos existentes y poniendo en peligro los progresos logrados en los últimos años.

Otro aspecto crucial es el acceso a la electricidad. A pesar de los esfuerzos considerables, todavía hay 16.2 millones de personas en la región que no tienen acceso a este servicio esencial. Esta realidad no solo impide el desarrollo económico y social, sino que también resalta las desigualdades significativas dentro de la región. Garantizar un acceso universal a la energía es fundamental no solo para mejorar la calidad de vida de la población, sino también para impulsar el desarrollo sostenible y la inclusión social.

Planificación e Inversión en Energías Renovables

La ambiciosa meta de América Latina para alcanzar cero emisiones netas para 2050 implica una transición profunda y estratégica hacia las energías renovables. Esta transformación, sin embargo, demanda una inversión significativa y una planificación meticulosa para remodelar la infraestructura energética de la región y adaptarla a las fuentes de energía del futuro.

Se estima que la región requerirá una inversión colosal de 1.9 billones de dólares para triplicar su capacidad de generación eléctrica. Este esfuerzo financiero no solo se destinará a la instalación de nuevas infraestructuras de generación, sino también a la modernización y ampliación de las redes de transmisión y distribución para integrar eficientemente las energías renovables en la matriz energética.

Previsión de generación eléctrica en ALC
Futuro de generación eléctrica en América Latina y el Caribe

En términos de composición de la matriz energética, se espera un cambio significativo en la participación de las diversas fuentes de energía. Se proyecta que la energía eólica y solar, pilares de la transición energética, aumenten su participación del 14% actual a un impresionante 50%. Por otro lado, la energía hidráulica, aunque seguirá siendo una fuente importante, verá reducida su participación del 42% al 26%. Además, el hidrógeno verde, que hoy tiene una presencia mínima, está llamado a jugar un rol crucial, representando el 2% de la generación eléctrica para 2050. Esta transición no solo refleja un cambio hacia fuentes más sostenibles, sino también una diversificación en la matriz energética que puede mejorar la seguridad y la independencia energética de la región.

La Importancia de la Convergencia Regulatoria y los Retos de la Integración

La transición hacia un modelo energético basado en fuentes renovables en América Latina no solo requiere inversión financiera y tecnológica, sino también una revisión profunda de los marcos regulatorios existentes. La convergencia regulatoria en sectores estratégicos como la minería, hidrocarburos, electricidad y telecomunicaciones es fundamental para crear un entorno propicio que impulse la adopción de energías renovables y facilite su integración en la matriz energética. William Villalobos, presidente de la Asociación Iberoamericana de Derecho de la Energía (ASIDE), subraya la importancia de esta convergencia regulatoria y reconoce el papel estratégico que desempeñan las reservas de minerales locales en asegurar la electrificación y descarbonización de las economías globales.

Una de las principales problemáticas identificadas en la regulación actual es la integración de las energías renovables variables y el almacenamiento energético. Estos elementos son cruciales para una transición energética exitosa, ya que permiten una mayor flexibilidad y estabilidad en la red eléctrica. Los desafíos incluyen el fortalecimiento y la financiación de la red, aspectos que son fundamentales para soportar la intermitencia de fuentes como la solar y la eólica, y para integrar los sistemas de almacenamiento de energía de manera eficiente.

El informe de la IEA “Electricity Grids and Secure Energy Transitions” destaca la magnitud de este desafío, señalando que para 2040 será necesario adicionar o reemplazar 80 millones de kilómetros de líneas de cables eléctricos, lo que equivale al tamaño de la red global construida en los últimos 100 años. Este dato pone de relieve la necesidad crítica de invertir en redes eléctricas para soportar una mayor electrificación de actividades que históricamente han dependido de combustibles fósiles.

Respuesta a los retos

Para abordar estos retos, es fundamental desarrollar marcos regulatorios que ofrezcan seguridad jurídica y promuevan la inversión en tecnologías renovables. La planificación y la creación de incentivos para la inversión son esenciales para alcanzar las metas ambiciosas de la región en términos de energías renovables. Aunque muchos países tienen políticas públicas que fijan objetivos de transición energética, la pregunta clave es qué tan realistas y ejecutables son estos planes en el contexto actual.

La participación del sector privado y la academia es vital en el despliegue de las infraestructuras necesarias para la transición. No obstante, para atraer las inversiones necesarias, es imperativo cuidar el riesgo país y ofrecer un clima de seguridad jurídica. Como bien apunta Villalobos, “sin seguridad jurídica no hay inversión, sin inversión no hay transmisión y sin ella no hay transición”.

Contrastes y Desafíos en la Región

Proyección de las emisiones de CO2 en América Latina
Proyección de emisiones de CO2 en ALC

América Latina y el Caribe se encuentran en una encrucijada energética, reflejando un contraste notable entre la expansión de las energías renovables y la persistente dependencia de los combustibles fósiles. Esta dicotomía no solo ilustra la diversidad de recursos y políticas energéticas en la región, sino que también subraya los desafíos inherentes a la transición hacia un futuro energético más sostenible.

En países como Argentina, México y Brasil, se observa una inversión continua en la infraestructura de combustibles fósiles. Argentina está explotando sus vastos recursos de gas y petróleo de esquisto en Vaca Muerta, uno de los yacimientos de hidrocarburos no convencionales más grandes del mundo. México, bajo la administración actual, ha priorizado la consolidación de la industria petrolera estatal y la generación de electricidad a partir de combustibles fósiles, relegando a un segundo plano el desarrollo de energías renovables. Brasil, igualmente, sigue avanzando en la explotación de sus recursos petrolíferos en aguas profundas, incluso en la sensible región del Amazonas.

Estas políticas, si bien pueden ofrecer beneficios económicos a corto plazo y buscar asegurar la soberanía energética, no están exentas de riesgos significativos. Los riesgos climáticos son evidentes: la quema de combustibles fósiles es un contribuyente principal al cambio climático. Además, existe un riesgo económico en la inversión en infraestructuras que podrían convertirse en activos varados en un futuro, a medida que el mundo se aleja de los combustibles fósiles y avanza hacia energías más limpias y renovables.

Perspectivas de las energías renovables

En contraste con esta tendencia hacia los combustibles fósiles, hay desarrollos prometedores en el ámbito de las energías renovables. Brasil y Chile son ejemplos de liderazgo en este sector. Brasil está expandiendo rápidamente su capacidad de energía eólica y solar, aprovechando su vasto potencial. Chile, por su parte, se ha comprometido con una de las políticas de descarbonización más ambiciosas de la región, invirtiendo en energía solar y eólica, y explorando el potencial de su geografía única para la energía geotérmica y de las olas.

Estos proyectos de energías renovables no solo representan una ruta hacia la mitigación del cambio climático y la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, sino que también presentan oportunidades económicas significativas. La generación de energía a partir de fuentes renovables está cada vez más coste-eficiente y puede ofrecer una ruta hacia la seguridad energética sin los riesgos ambientales y de volatilidad de precios asociados con los combustibles fósiles.

No obstante, la transición hacia una matriz energética más limpia y sostenible no está exenta de desafíos. La integración de fuentes de energía intermitentes como la solar y la eólica en la red eléctrica requiere inversiones significativas en infraestructura y mecanismos de almacenamiento de energía. Además, es crucial que esta transición se realice de manera socialmente justa, asegurando que las comunidades que dependen de las industrias de combustibles fósiles no queden desprotegidas.

Desarrollo de Infraestructura y Proyectos Eléctricos en la Región

El panorama energético de América Latina y el Caribe está marcado por un desarrollo vigoroso y multifacético de infraestructura y proyectos eléctricos. Estos esfuerzos no solo buscan satisfacer la creciente demanda de energía de manera sostenible, sino también mejorar la calidad y la accesibilidad del suministro eléctrico en toda la región. A continuación, se destacan algunos desarrollos notables en varios países:

Escenario de energías limpias
Visión natural de las energías limpias

Argentina

El país está llevando a cabo importantes obras de infraestructura eléctrica. La construcción de estaciones transformadoras y la ampliación de la capacidad de generación no solo mejoran la calidad y la confiabilidad del servicio eléctrico, sino que también contribuyen a reducir los costos y las emisiones de la generación térmica. Estas iniciativas reflejan el compromiso de Argentina con una mejora continua en su infraestructura energética.

Bolivia

Se destacan los proyectos de transmisión y generación con fuentes renovables, los cuales están contribuyendo a reducir las tarifas eléctricas y mejorar la calidad del suministro. La integración de sistemas aislados al Sistema Interconectado Nacional (SIN) ha sido un componente clave para lograr estos avances, demostrando el potencial de la energía renovable en el contexto boliviano.

Brasil

La reanudación de proyectos de transmisión eléctrica, como la Línea Tucuruí, que conectará Roraima con el SIN, es un paso significativo. Estos proyectos no solo buscan reducir los costos y la dependencia de combustibles fósiles, sino también fortalecer la infraestructura energética del país y promover una mayor integración nacional.

Ecuador

El país está invirtiendo significativamente en el mejoramiento de los sistemas de distribución y en obras de transmisión. Estas inversiones están incrementando la cobertura eléctrica nacional, reflejando el compromiso del gobierno con la universalización del acceso a la energía.

El Salvador

Se observa un aumento en la capacidad instalada, con un énfasis particular en proyectos solares fotovoltaicos y de gas natural licuado. Estos proyectos no solo diversifican la matriz energética del país, sino que también son pasos hacia una mayor sostenibilidad y seguridad energética.

Conclusión

En el umbral de una era de transformación energética, América Latina se enfrenta a una oportunidad sin precedentes de rediseñar su panorama energético y alcanzar el ambicioso objetivo de cero emisiones netas para el año 2050.

La inversión de 1.9 billones de dólares necesaria para triplicar la capacidad de generación eléctrica y cambiar radicalmente la matriz energética hacia las fuentes renovables es una tarea monumental. Sin embargo, más allá de ser un desafío, representa una inversión en el futuro de la región. El cambio hacia la energía eólica, solar, hidráulica y el emergente sector del hidrógeno verde no solo apunta a mitigar los efectos del cambio climático, sino también a reforzar la independencia energética, a impulsar el crecimiento económico y a mejorar la calidad de vida de millones de personas.

La convergencia regulatoria, los avances en infraestructura y proyectos eléctricos, y la superación de contrastes y desafíos inherentes a la transición energética son piedras angulares en este proceso. A medida que América Latina avanza hacia este futuro energético, la colaboración entre los gobiernos, el sector privado y la sociedad civil será clave.

En conclusión, América Latina no solo aspira a cumplir con los compromisos globales de reducción de emisiones, sino que también busca liderar el camino hacia una era de energía limpia y sostenible. El compromiso con la transición energética es un testimonio del potencial de la región para transformar sus desafíos en oportunidades, marcando el rumbo hacia un futuro más verde, resiliente y próspero para las generaciones presentes y futuras.